En el universo vinícola se entiende por “cepa” a los diferentes tipos de uvas de vinificar que permiten la elaboración de todos los vinos que se encuentran en vinotecas, supermercados, bodegas y los que aún sobreviven en nuestras casas.
Cada una tiene su impronta, inclusive sus descriptores de vista, olfato y boca le permiten a los enólogos divertirse y planificar el vino que el mercado les está pidiendo o bien crear los que ellos quieren imponer en los tan versátiles paladares etílicos que año a año cosechan en “bolsa”.
Malbec, Pinot Noir, Merlot, Chardonnay, Semillón y muchísimas más son nombres de cepas. Verás que en las etiquetas de las botellas figuran junto a la marca del vino, para que el consumidor pueda identificar el “sabor” que está comprando. Se dividen en blancas, tintas, inclusive las famosas “tintoreras” denominadas así porque por fuera y por dentro son “oscuras” logrando, indefectiblemente, solo vinos tintos.
Volviendo a sus características, es importante comprender que cada cepa aporta atributos diferentes, inclusive la zona de la cual provienen también se debe considerar al momento de hablar de descriptores. Ejemplo, un Malbec joven de la zona de Cafayate en la provincia de Salta será violáceo, frutado y poco astringente pero con el aporte herbàceo típico de la zona mientras que uno de Senillosa en la provincia de Neuquén también será violáceo, frutado, de taninos suaves pero con un poco más de acidez.